Por Jessica Ravitz (CNN) — Podemos culpar al Internet de muchas cosas: la proliferación de la pornografía, nuestra obsesión por videos sobre gatos, el supuesto aumento de las tendencias juveniles como -respira hondo- la oculofilia. Pero ¿también es culpable de ayudarnos a perder nuestra religión? Un nuevo estudio sugiere que podría ser así.

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